Hace
unos días, navegando por internet entre todas esas deliciosas recetas sobre
cocina vegetariana descubrí una iniciativa puesta al servicio de l@s los
bloger@s titulada: MES SIN CARNE.
Siendo Marzo el mes
elegido para practicar el noble y difícil arte de cuidar nuestro cuerpo y
nuestro entorno. Todo el que quiera participar debe inscribirse y mandar sus entradas
en relación con el aún desconocido mundo del vegetarianismo/veganismo.
Logo de la iniciativa
Después de esto, no pude
evitar pensar en lo difícil que resulta a veces moverse en este submundo sin
ser criticado, burlado o incluso vilipendiado. En todas las reuniones, algún
alma aburrida siempre deja caer un chiste o una gracia tras de otra, bajo la
justificativa coletilla de: “¡Jo tía, es una broma!”.
Pero como decía mi abuela,
una mujer centenaria y sabia, una broma deja de serlo cuando se repite más de
tres veces.
Así que, esto es lo que
parece que hay de momento: Un primer mundo dominado por inconscientes bromistas
y un submundo minoritario poblado de seres consecuentes que ríen por no llorar.
Como mi amiga Flora.
Flora es una mujer hermosa,
esbelta, con la piel tersa y pálida como una margarita. Ligera como la Diosa
Artemisa y amable y cariñosa con todos los seres vivos. Delante de su cocina,
despertaba tanta fascinación como un vals bailado a la luz de las estrellas. Un
buen día decidió que su forma de vida era poco menos que una religión y que
solamente se casaría con un hombre vegetariano o vegano o ambas cosas. Y con
nadie más. ¡Y punto!.
Decidido esto, mientras los
años continuaban pasando fieles al calendario, leal a su determinación, seguía
rechazando pretendiente a pretendiente pues su estilo de vida no era ni
oportuno, ni adecuado, ni conveniente. ¡Y punto!.
Mi amiga continuaba su
vida con el mismo entusiasmo de siempre. Paseaba por los mercadillos en busca
de fruta y verdura fresca, investigaba a cerca de nuevos ingredientes,
elaboraba sabrosas recetas mientras entonaba alegres cancioncillas, ofrecía
asesoramiento, clases de cocina y conferencias sobre vida sana. Y escribía
diariamente en su blog titulado: Soy vegana ¡y punto!.
Un buen día, invitaron a
Flora a dar una charla en uno de los gimnasios más conocidos de la ciudad.
Aquello supuso un gran reto para nuestra Artemisa, cosa que le encantaba pues era
valiente y decidida.
Se dispuso estudiar a la
población a la que se había de enfrentar en su hábitat natural. Resolviendo
apuntarse para recibir algunas clases y por qué no, acudir también a la sala de
fitnes, pues era allí donde actuaba la famosa tribu de los Comedores Compulsiv@s de Carne.
Esta etnia habitaba en la
parte superior de la nave y desde allí levantaba pesas sin parar para conseguir
transformar sus cuerpos en verdaderos titanes. A Flora aquel ambiente cargado
de testosterona atrofiada le horrorizaba y con su delicado olfato podía
percibir el olor a carne sudorosa que se filtraba a través de los poros de los
forzudos.
Pero permanecía allí fiel
a sus objetivos y contenta por conseguir información de primera mano.
Un día, un joven titán que
practicaba un curl con ambas manos, al verla pasar, se quedó pasmado ante tanta
luz y belleza. No estaba habituado a percibir un tipo de elegancia de tal
magnitud y las dos pesas se le cayeron al suelo de súbito.
Inmediatamente supo que
tenía que conquistarla y se le acercó con suavidad y educación.
- “Hola, ¿vienes mucho por aquí?, nunca
te había visto antes. Fauno, me llamo Fauno”. Y le extendió su
mano.
- “Mi nombre es Flora. No vengo mucho.
Qué nombre tan extraño tienes ¿A qué se debe?”.
- “¡Ah!, es por la Fauna… la fauna y la
flora, ya sabes, como fui niño, pues me pusieron Fauno. A mi padre le encantan
los animales. Comérselos. ¡Ja, ja, ja!. ¡Nooo, es broma!. Ven te enseñaré las
instalaciones”.
Ella se sintió
inmediatamente atraída hacia el chico, pero no le cuadraba lo del nombre y antes
tendría que someterle a un riguroso examen, pues si no era una persona sana y
consecuente no tendrían posibilidades de un futuro juntos.
Al poco tiempo de verse en
el gimnasio concertaron una cita. Fauno invitó a cenar a Flora a un restaurante
vegetariano, pues esa fue la condición que ella le puso a él.
El chico nunca había estado
en ningún lugar de tales características pues normalmente se alimentaba de
carne, pescado y cualquier cosa que compraba en el mercado sin pararse a
pensar, creyendo que por levantar pesas a diario su vida ya era saludable.
Pero lo que Fauno quería de
verdad era conquistar a la joven gacela, como fuese, aunque tuviese que simular
que ese tipo de comida le encantaba.
- “¿Qué van tomar?”.
Preguntó la camarera.
- “De primero una sopa agri-picante
pequinesa y luego unas albóndigas de avena y shitake con salsa de tomate y coco.
Para beber un zumo de pera con
jengibre”. Respondió Flora.
- “Muy bien. ¿y usted?”.
- “Yo… Tomaré lo mismo, gracias”.
De momento la cosa iba
bien, ella no sospechaba nada, así que comenzaron a saborear los humeantes y
nutritivos platos. Flora estaba embriagada por los aromas y se sentía dichosa
por poder compartir con un hombre la mayor de sus pasiones.
- “¡Oh, ummm…! ¡qué buena está!, cómo me
gusta ver los brotecitos de soja flotando en el plato”. Y sonreía encantada.
- “¡Oh, sí, está buenísima!. Claro la
soja ¡cómo flota!”.
Al tercer sorbo, Fauno
tuvo que fingir un ataque de tos, pues su propio cuerpo rechazaba aquellos
sabores a verduras con a saber qué.
- “¿Estás bien?”.
- “Si, digo no, es que me ha dado un
ataque de tos, voy al aseo, enseguida vuelvo”.
Ya en la intimidad, el
joven aventurero, no podía creer lo que había llegado a comer, una sopa
extrañísima llena de verduras, ¡por Dios qué asco! ¿Y qué iba a ser de él el
resto de la velada?. Intentó tranquilizarse para poder volver junto a ella. Se
lavó la cara, se mentalizó y dispuesto a probar el segundo plato tal que un
experto, se sentó en la mesa junto a su amada.
Flora continuaba
disfrutando con el segundo plato, casi tanto o más que con el primero:
- “¡Oooh, qué ricura, mmm, qué
maravilla! ¿no te parece?. Las shitake son tan exóticas”.
¿Qué iba a opinar el falso
especialista si el único ingrediente de aquellos que había comido alguna vez
era el tomate?.
- “¡Oh sí, excelente, las shitake, ¡qué graciosas!”.
Hasta el final de la
velada nuestro joven cazador tuvo que reprimir su instinto más agresivo de
comer carne. Tanto fue así que cuando llegó a su casa abrió la nevera y atacado
por el síndrome de abstinencia sacó una enorme hamburguesa doble que le quedaba
del día anterior y sin calentarla, la engulló. Directa al estómago y a la sangre.
Sin respirar. Y sintió un alivio inmenso.
Al poco tiempo de fingir
este arte, Fauno y Flora ya eran novios. Ella se sentía feliz pues creía haber
conseguido lo imposible. Un hombre que la amaba y además con principios. Pronto
se había embarcado en un nuevo proyecto de cocina vegetariana oriental e
investigaba casi a diario utilizando a un complaciente Fauno como conejillo de
Indias.
El joven había aprendido a
escupir la comida al gato de Flora cada vez que ella se daba la vuelta o se
despistaba mirando las plantas de su jardín (pues no tenía televisión. En casa
de Flora no se utilizaban esos aparatos contaminantes). De modo que ella seguía
en la más absoluta ignorancia mientras Fufú se convertía poco a poco en el más
fiel admirador de la nueva aventura de su dueña.
Fufú degustando sushi. Encantado con la experiencia.
Pronto, la joven
vegetariana decidió participar en un concurso de cocina macrobiótica y animada
por su novio emprendió la búsqueda de nuevos y exóticos ingredientes.
Mientras tanto Fauno
desahogaba sus penas en el supermercado comprando kilos y kilos de carne de la
más roja.
Un día, lo vio entrar en
la tienda y tan feliz por haber encontrado vinagre de arroz a un precio
irrisorio lo siguió para compartir su entusiasmo.
- “¡Cariño, cariño!. Hola cariño te he
visto entrar y… quería decirte que he encontrado… ¿qué estás haciendo? ¿qué es
eso? ¿carne? ¿de animal?. Pero ¿cómo has podido?”. Y se echó llorar.
- “Yo… ¡esto no es lo que parece, te lo
puedo explicar!”.
- “¡Y un rábano! Estás comprando carne. ¡Me
has engañado!”.
Flora se fue a casa a
continuar con su desconsolado llanto. Había sufrido un desengaño horrible del
que jamás se iba a poder recuperar. Toda su ilusión se había venido abajo. Ya
nunca podría confiar más en ningún hombre. Al menos en ninguno que fuese a un
gimnasio.
Ni cientos de disculpas en
el contestador, mensajes de correo electrónico o ramos de espinacas con coles
de Bruselas con tarjeta de papel reciclado, pudieron calmar la pena que sufría.
Hasta que un día del mes
de marzo Fauno le escribió una carta que realmente la conmovió.
“Querida Flora, nunca
antes había conocido a nadie como tú, de no ser por ti hoy no conocería los
beneficios de una dieta sana, ni sentiría compasión por los animales. Te
escribo desde una Clínica de Desintoxicación de Carnívoros Anónimos.
Permaneceré aquí un tiempo. Estaré un mes sin carne. Cuando salga me gustaría
volver a verte y que me perdonases. He sido un mentiroso y lo sé. Pero ya no
volveré a hacerlo. La carne me ha hecho hacer y decir cosas que en realidad no sentía.
Lamento haberte tratado así. Te quiere Fauno.
PD: he decidido cambiar mi
actual nombre por el de Floro. Creo que es más acorde con mi nueva vida”.
Un año después Flora y
Floro se casaron en una ermita alejada del mundanal ruido y a sus asistentes
los cuidaron como a ellos mismos les gustaría ser tratados. En el banquete no hubo
carne, ni pescado, ni grasa animal, ni ninguna sustancia o ingrediente que
suscitase el más mínimo síntoma de dependencia.
Y
fueron felices para siempre y comieron hamburguesas de soja con tofu.
¡Equilicuá!
que bonitoooooooo!! la gacela cazada por Fauno!!! eres una crack, y como dice mi pareja que esta aquí a mi lado..........LO QUE NO CONSIGA UNA MUJER!!!
ResponderEliminarEso dicen si, que las mujeres podemos conseguir todo lo que nos proponemos... ¿será verdad? jijijijiijij
EliminarMe alegra que os haya gustado, un abrazo a los dos
MOyla
Hola guapa! Hacia tiempo k no entraba esta super chulo tu blog! Un mes no lo se pero unas semanitas sí,me lo tomo con calma :)... poco a poco! Oye y que opinas de l a dieta de purificación de visicula? Me estoy planteando...ya me diras algo, un beso!
ResponderEliminarPues nunca he hecho ninguna limpieza de este tipo. He consultado algunas cosas sobre esto y me parece que es muy profunda y recomendable, pero no puedo opinar de forma certera pues como te decía no la he probado.
EliminarDe lo que he consultado, esto es lo que me parace más completo:
http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1913
abrazos y muchas gracias por compartir, espero que te hagas seguidor/a pronto ;-)
MOyla
Hola! Ya estoy por aqui siguiendote ;)
ResponderEliminarYo también participo en el mes sin carne, y me ha llamado la atención que en esta entrada explicas que hay que mandar las entradas que vayamos haciendo. Yo la verdad es que no sabía nada de eso. Donde hay que mandarlo?
Muchas gracias!
http://cutecatcake.blogspot.com/
Hola Julia, bienvenida y muchas gracias por seguirme. Creo que si lo he puesto así está mal. Basta con apuntarse ;-)
EliminarEspero que te haya gustado el blog o al menos esta entrada.
Un saludo
MOyla