miércoles, 11 de enero de 2012

YIN YANG YO



EL concepto de Liberación Femenina ha creado mucha controversia a lo largo de los años. Algunos se preguntan si eso les podrá perjudicar e incluso llegar a anularles, en el caso de ser hombres; mientras otras se cuestionan si esa libertad deseada les hará perder su apreciada feminidad, en caso de ser mujer.
Cabe preguntarse, no obstante, si es verdadero o falso que hoy la mujer sea realmente independiente y cabe preguntarse también, si la forma en que se pretende adquirir esa libertad es del todo limpia. Y ya puest@s, caben tantas preguntas que no alcanzaría a arrancaros una simple sonrisa pues se agotaría la entrada en una interminable lista de cuestiones.

Pero a mí no me supone ningún problema hablar o no hablar de esta incógnita pues me considero un ser independiente dentro de un sistema del que dependo. O sea que soy un ser interdependiente. Creo que con eso queda solucionado el gran dilema. Pues ya está todo claro. Bueno, pues os dejo que tengo un estofado de Setas Shitake con verduras en el fuego y no quiero que se me queme.

Prueba visual de que no hay engaño



-    “¿Qué?. ¿Cómo?. ¿Qué cómo he llegado a esa conclusión?. Es que si me pongo a explicároslo, entonces no como. ¿Qué cómo es que os dejo así?. Bueno va… pues como dicen que a fuego lento todo sabe mejor, bajo un poquito la llama y os cuento la historia. Que como tod@s debéis estar ya imaginando me ocurrió hace algunos años en un lugar lejano”.

Pues sí, hace algunos años decidí irme a vivir a China durante un tiempo. Pretendía conocer los secretos de la cocina oriental, así como su filosofía y de paso aprender su jeroglífico idioma.
Una vez allí, no me fue nada difícil encontrar un diminuto piso compartido con otras cuatro chicas más. Chinas todas ellas y casi con los mismos problemas que el resto de las mortales. La depilación, los zapatos de tacón, el maquillaje, los estudios, el trabajo, la casa, los novios, la cultura, la política. A excepción de la forma de divertirnos todo lo demás era aceptable y compatible.

Odiaba ir a los karaokes nocturnos, pero no tenía más remedio que acudir si no quería verme marginada por aquel Grupo Femenino de Kung Fu con minifalda de cuadritos, camisa blanca con corbata y coletas con lazo rojo.
Entre canción y canción teníamos tiempo para conocernos más e intercambiar opiniones de todo tipo. Eso era lo que realmente me motivaba, pues sin ello, me sentía tan extraña como un oso panda sin bambú o como un gorgojo chino curativo sin propiedades terapéuticas. Supongo que en realidad así me verían en más de una ocasión. Pero no me importaba por tal de extraer mis conclusiones personales:

Yin, era femenina y delicada. De hermosos ojos rasgados, cabello largo y liso hasta la cintura. Los hombres admiraban su belleza tanto como sus dulces formas. Parecía algo tímida y a la vez sumisa. Supongo que por esta mezcla de razones, cientos de pretendientes llamaban a su teléfono varias veces al día en busca del imaginado “ideal” femenino. Cuando se enamoraba caía en la dependencia más absoluta llegando a soportar insufribles actitudes por parte de sus compañeros sentimentales masculinos. Y esto la hacía padecer mucho.
Yang, encarnaba la mujer fuerte, de complexión gruesa y rasgos duros. Era una gran luchadora en el arte del Wushu Moderno y bebía cerveza a morro de la botella sin parar, eructando los gases sobrantes delante de cualquier compañía. Mejor por ese orificio que no por otro pues compartíamos habitación. Tenía un resignado y paciente novio el cual se veía obligado a ejercer de contrincante durante sus ensayos de lucha de los que siempre salía perdedor. Pero se sentía frustrada a menudo.

Yo, vestía siempre impecable a la última moda occidental. Parecía misteriosa y enigmática como un laberinto de cipreses en el jardín de una gran mansión. Llevaba bolsos de marca y unos zapatos carísimos vestían sus diminutos pies. Era fría y distante, de mirada indiferente. Mujer de pocas palabras y acciones elegantes pero poco escrupulosas. Nunca miraba hacia atrás pues eso era de cobardes. En cuanto un hombre perdía la cabeza por ella, se desvanecía todo el interés y por más que le suplicase únicamente se quedaba dos días más junto a él si le regalaba joyas. Pero esto en realidad no la hacía feliz.
Yin-Yang era inclasificable. Aparentemente parecía dura, sin embargo, cuando algo la conmovía o le llamaba poderosamente la atención se tornaba tan dulce, tierna y auténtica que vivir ese momento a su lado se convertía en una experiencia llena de luz. A veces era muy activa y competitiva, otras investigadora y solitaria. Dulce y amarga, fría y cálida. Según lo requería la situación, la persona o el momento, pero sobre todo era fiel a sí misma y a su estado de ánimo. A veces masculina a veces femenina, esta mujer levantaba suspicacia y confianza, ira y pasión, celos y amor. En aquellos momentos no tenía pareja y era feliz pero también se sintió dichosa cuando la tuvo. Ella era una mujer próspera.

Cuando Yin fracasaba en el amor y se sentía mal tratada por la vida o los hombres, acudía a Yo en un intento de fortalecer su ego buscando fuerzas ocultas y perversas para lograr vengarse, sin éxito, de todo ser masculino existente en el planeta. Según creía, Yo nunca fracasaba porque dominaba la situación en todo momento. Pero lo que Yin no sabía, es que Yo no conocía el AMOR y corría el gran riesgo de irse de este mundo sin probar la más maravillosa de las pócimas secretas de belleza y salud. En realidad tenía miedo de enamorarse por si perdía su identidad y se veía desvalida.
Yang acudía a Yin, cuando la necesidad de proteger a alguien se apoderaba de ella, pues se sentía como el hombre de la casa y su exceso de testosterona y los deseos de sobresalir, la hacían ver historias donde no las había. Un día que Yin y Yang entraron en un bar, un joven desafortunado toco la mano de Yin para captar su atención e invitarla a una copa o a lo que ella se dejase. Yang no vio toda la escena, pero deseaba tanto practicar las técnicas ancestrales de lucha, que agarró al joven bajo el argumento de acoso sexual y con una mano y dándole vueltas sobre sí mismo como si de un platillo chino se tratase, lo lanzó contra la máquina de música. Teniendo que quedarse allí toda la noche hasta que al día siguiente alguien localizó a un técnico que pudo rescatar su enorme cuerpo.

Yo acudía a Yang cuando no encontraba ningún varón de quien aprovecharse o a quien menospreciar. La seducía tan fácilmente que muchas veces Yang se odiaba a sí misma por no escarmentar de la maldad de aquella mujer, tenían un relación sadomasoquista y a pesar de los reproches y peleas que se oían a medianoche o a media mañana, se necesitaban y se buscaban para hacerse daño mutuamente, porque Yo, aunque lo parecía, no era de hierro y sufría haciendo sufrir.
En fin. ¡Un desastre!. Ninguna de las tres sabía cómo parar aquel Trío-Drama-Amoroso que tanto mal les estaba ocasionando.

Hasta que un día Yin-Yang, preocupada por el desconsuelo que se provocaban mutuamente y el desgaste físico y emocional que aquello les suponía, decidió “tomar cartas en el asunto”. Las invitó a una infusión de hierbas Shou Di Huang, ideal para reconstituir el alma de sus amigas y sacarlas de su embarullada forma de pensar y de actuar (hierbas muy utilizadas en China como tónico antienvejecimiento y muy buenas para hígado, corazón y riñones además de nutrir la sangre). Y allí mismo, en nuestro apartamento “tomo las cartas del asunto”, las Moai Mahjong en concreto, y comenzó su erudita exposición:
-    “Como sabéis, el juego del Moai Mahjong consiste en encontrar cartas iguales emparejándolas en el menor tiempo posible. Antes de comenzar, tened en cuenta que nuestra filosofía, sabia y milenaria, se basa en el equilibrio de todas las dualidades, siendo todas ellas igual de importantes. Amor no existiría sin odio, hombre sin mujer, ni día sin noche. El Principio Yin Yang vela por esta gran verdad no debiendo menospreciar, ni un@s ni otr@s, las cualidades innatas que poseen los demás. Pues los unos sin los otros no vendríamos a ser nada esencial y sin embargo, lo único que en realidad somos es Esencia Pura, con un cuerpo y una mente que deben actuar solo en casos de necesidad”.
Símbolo del principio del Yin Yang que vela por nosotros pecadores.

Expectante y ya que una servidora no entraba en el juego, pues nunca había manifestado abiertamente ninguna carencia, me dediqué a hacer de ayudante de esta gran mujer. Encendí un incienso, una vela, serví el té (aunque no sabía hacerlo como ellas porque no soy China) y repartí las barajas una para cada jugadora de la vida.
Yin sólo reconocía las cartas con formas sinuosas y onduladas. A Yang le era más fácil emparejar aquellas con formas geométricas. Pero Yo se bloqueó y revelándose contra el juego deshizo con rabia su baraja gritando:

-    “¡¡¡…狗屎…!!!”. Que traducido al español significa: “¡¡¡…MIERDA…!!!”.

Al ver los resultados, Yin Yang prosiguió con su filosofía en la más absoluta calma:

-    “Querida Yin, sería muy bueno que tratases de absorber algo de energía masculina pues es muy escasa en ti. Esto te proporcionaría la fuerza y la independencia que necesitas y dejarías mucho sufrimiento de lado, pues no esperarías que ningún hombre viniese a rescatarte, ya que tú misma podrías hacerlo. Tu lado masculino debe desarrollarse.


Querida Yang, recomendaría que practicases más tu lado interior, tu parte femenina es muy escasa y eso te dificulta la asimilación del exceso de acción que provoca tanto desconcierto en tu vida. No necesitarás recurrir a las manipulaciones seductoras de ningún otro ser para sentirte supuestamente espiritual, ya lo eres, la fuerza está en tu interior. Tu lado femenino debe avanzar.


Querida Yo, pareces muy evolucionada y desarrollada, tu imagen es impecable, pero intuyo que estás algo perdida. Despójate de toda creencia mental y física, olvida lo material, el dinero, las joyas y encárgate de disfrutar de tu parte más sagrada. No permitas que tu propio yo siga haciendo daño a los demás pues eso terminará destruyendo el hermoso ser que seguramente eres”.


Aquella mujer Yin Yang estaba realmente liberada. Sin duda alguna. Ya que sin perder el tiempo en ser víctima o verdugo para hacerse un hueco en el mundo del patriarcado, había conseguido su autodeterminación por sí misma.

Si las acciones son limpias y verdaderas, no nos tiene que dar ningún miedo el paradigma de la liberación, pues este, no solamente nos proporciona paz e igualdad a las mujeres, sino también libera de pesadas cargas y acartonados corsés a los hombres.
Luego, esta es la historia. Ahora sólo me queda despedirme para ir a satisfacer a mi apetito con esa deliciosa comida china que tengo en el fuego.

-    “¿QUÉ?. ¿CÓMO?. ¡CÓMO TANTA CHÁCHARA HA ACABADO QUEMANDO MI SHITAKE CON VERDURAS!. ¿Y AHORA QUÉ COMO?.
   ¡¡¡…狗屎…!!!”.

Otras consecuencias de la filosofía oriental.

6 comentarios:

  1. ME ENCANTA SHIE SHIE( GRACIAS EN CHINO)

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  2. CON TODO ESTO ... NOS HAS QUERIDO DAR A ENTENDER QUE DEBEMOS BUSCAR EL QUILIBRIO EN TODAS LAS CUESTIONES DE NUESTRA VIDA , VERDAD? LO QUE NECESITAMOS ES EL YIN YANG...SI ME EQUIVOCO CORRIGEME , POR FAVOR. GRACIAS DE NUEVO Y SALUDOS.

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  3. POR SU SUPUESTO, ME ALEGRA QUE SE HAYA CAPTADO LA IDEA, ALGO ME DICE QUE NO ESCRIBO TAN MAL. SIN EMBARGO HAY UN MENSAJE IMPORTANTE, QUE ES EL DE LA LIBERTAD, SEXUAL, DE OPINIÓN, DE ACCIÓN, ETC. QUE A MI PARECER UNICAMENTE SE CONSIGUE A BASE DE EQUILIBRIO EMOCIONAL, TANTO PARA HOMBRES COMO PARA MUJERES.

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  4. Hola Myola,

    me ha encantado el relato, enhorabuena. Creo que encierra mucha sabiduría. Todo en el mundo se encuentra en un perfecto equilibrio entre los opuestos, la clave está en alcanzar ese equilibrio en nosotros mismo. Si fuesemos capaces de mirarnos, vernos y aceptarnos a nosotros mismos y a los demás con nuestas virtudes y nuestros defectos, todo sería mucho más sencillo.

    Un saludo, Ana.

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    1. Hola Ana,
      Me alegra que te guste el relato y que se entienda, porque quizás es un tema más profundo y del que muchísimas personas, incluidas mujeres, huyen y lo único a lo que aluden es a los aburridos tópicos que ya conocemos de sobra.
      Muchas gracias por tu consideración al escribirme y espero que te hagas seguidora de mi blog.
      Un saludo

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