EL
concepto de Liberación Femenina ha
creado mucha controversia a lo largo de los años. Algunos se preguntan si eso
les podrá perjudicar e incluso llegar a anularles, en el caso de ser hombres; mientras
otras se cuestionan si esa libertad deseada les hará perder su apreciada
feminidad, en caso de ser mujer.
Cabe preguntarse, no
obstante, si es verdadero o falso que hoy la mujer sea realmente independiente
y cabe preguntarse también, si la forma en que se pretende adquirir esa
libertad es del todo limpia. Y ya puest@s, caben tantas preguntas que no
alcanzaría a arrancaros una simple sonrisa pues se agotaría la entrada en una
interminable lista de cuestiones.
Prueba
visual de que no hay engaño
- “¿Qué?. ¿Cómo?. ¿Qué cómo he llegado a
esa conclusión?. Es que si me pongo a explicároslo, entonces no como. ¿Qué cómo
es que os dejo así?. Bueno va… pues como dicen que a fuego lento todo sabe
mejor, bajo un poquito la llama y os cuento la historia. Que como tod@s debéis
estar ya imaginando me ocurrió hace algunos años en un lugar lejano”.
Pues sí, hace algunos años
decidí irme a vivir a China durante un tiempo. Pretendía conocer los secretos
de la cocina oriental, así como su filosofía y de paso aprender su jeroglífico idioma.
Una vez allí, no me fue
nada difícil encontrar un diminuto piso compartido con otras cuatro chicas más.
Chinas todas ellas y casi con los mismos problemas que el resto de las
mortales. La depilación, los zapatos de tacón, el maquillaje, los estudios, el
trabajo, la casa, los novios, la cultura, la política. A excepción de la forma
de divertirnos todo lo demás era aceptable y compatible.
Odiaba ir a los karaokes nocturnos,
pero no tenía más remedio que acudir si no quería verme marginada por aquel Grupo Femenino de Kung Fu con minifalda
de cuadritos, camisa blanca con corbata y coletas con lazo rojo.
Entre canción y canción
teníamos tiempo para conocernos más e intercambiar opiniones de todo tipo. Eso
era lo que realmente me motivaba, pues sin ello, me sentía tan extraña como un
oso panda sin bambú o como un gorgojo chino curativo sin propiedades
terapéuticas. Supongo que en realidad así me verían en más de una ocasión. Pero
no me importaba por tal de extraer mis conclusiones personales:
Yin, era femenina y delicada. De hermosos
ojos rasgados, cabello largo y liso hasta la cintura. Los hombres admiraban su
belleza tanto como sus dulces formas. Parecía algo tímida y a la vez sumisa. Supongo
que por esta mezcla de razones, cientos de pretendientes llamaban a su teléfono
varias veces al día en busca del imaginado “ideal” femenino. Cuando se
enamoraba caía en la dependencia más absoluta llegando a soportar insufribles
actitudes por parte de sus compañeros sentimentales masculinos. Y esto la hacía
padecer mucho.
Yang,
encarnaba la mujer fuerte, de complexión gruesa y rasgos duros. Era una gran
luchadora en el arte del Wushu Moderno
y bebía cerveza a morro de la botella sin parar, eructando los gases sobrantes
delante de cualquier compañía. Mejor por ese orificio que no por otro pues compartíamos
habitación. Tenía un resignado y paciente novio el cual se veía obligado a
ejercer de contrincante durante sus ensayos de lucha de los que siempre salía
perdedor. Pero se sentía frustrada a menudo.
Yo, vestía siempre impecable a la última
moda occidental. Parecía misteriosa y enigmática como un laberinto de cipreses
en el jardín de una gran mansión. Llevaba bolsos de marca y unos zapatos
carísimos vestían sus diminutos pies. Era fría y distante, de mirada indiferente.
Mujer de pocas palabras y acciones elegantes pero poco escrupulosas. Nunca
miraba hacia atrás pues eso era de cobardes. En cuanto un hombre perdía la
cabeza por ella, se desvanecía todo el interés y por más que le suplicase
únicamente se quedaba dos días más junto a él si le regalaba joyas. Pero esto
en realidad no la hacía feliz.
Yin-Yang era inclasificable. Aparentemente parecía
dura, sin embargo, cuando algo la conmovía o le llamaba poderosamente la
atención se tornaba tan dulce, tierna y auténtica que vivir ese momento a su
lado se convertía en una experiencia llena de luz. A veces era muy activa y
competitiva, otras investigadora y solitaria. Dulce y amarga, fría y cálida.
Según lo requería la situación, la persona o el momento, pero sobre todo era
fiel a sí misma y a su estado de ánimo. A veces masculina a veces femenina,
esta mujer levantaba suspicacia y confianza, ira y pasión, celos y amor. En
aquellos momentos no tenía pareja y era feliz pero también se sintió dichosa
cuando la tuvo. Ella era una mujer próspera.
Cuando Yin fracasaba en el amor
y se sentía mal tratada por la vida o los hombres, acudía a Yo en un intento de fortalecer su ego buscando
fuerzas ocultas y perversas para lograr vengarse, sin éxito, de todo ser
masculino existente en el planeta. Según creía, Yo nunca fracasaba porque dominaba la situación en todo momento.
Pero lo que Yin no sabía, es que Yo no conocía el AMOR y corría el gran riesgo
de irse de este mundo sin probar la más maravillosa de las pócimas secretas de
belleza y salud. En realidad tenía miedo de enamorarse por si perdía su
identidad y se veía desvalida.
Yang acudía a Yin, cuando la necesidad
de proteger a alguien se apoderaba de ella, pues se sentía como el hombre de la
casa y su exceso de testosterona y los deseos de sobresalir, la hacían ver historias
donde no las había. Un día que Yin y
Yang entraron en un bar, un joven
desafortunado toco la mano de Yin
para captar su atención e invitarla a una copa o a lo que ella se dejase. Yang no vio toda la escena, pero
deseaba tanto practicar las técnicas ancestrales de lucha, que agarró al joven bajo
el argumento de acoso sexual y con una mano y dándole vueltas sobre sí mismo
como si de un platillo chino se tratase, lo lanzó contra la máquina de música.
Teniendo que quedarse allí toda la noche hasta que al día siguiente alguien
localizó a un técnico que pudo rescatar su enorme cuerpo.
Yo acudía a Yang cuando no encontraba ningún varón de quien aprovecharse o a quien menospreciar. La
seducía tan fácilmente que muchas veces Yang
se odiaba a sí misma por no escarmentar de la maldad de aquella mujer, tenían
un relación sadomasoquista y a pesar de los reproches y peleas que se oían a
medianoche o a media mañana, se necesitaban y se buscaban para hacerse daño
mutuamente, porque Yo, aunque lo
parecía, no era de hierro y sufría haciendo sufrir.
En fin. ¡Un desastre!. Ninguna de las tres sabía cómo parar aquel Trío-Drama-Amoroso que tanto mal les estaba
ocasionando.
Hasta que un día Yin-Yang,
preocupada por el desconsuelo que se provocaban mutuamente y el desgaste físico
y emocional que aquello les suponía, decidió “tomar cartas en el asunto”.
Las invitó a una infusión de hierbas Shou
Di Huang, ideal para reconstituir el alma de sus amigas y sacarlas de su
embarullada forma de pensar y de actuar (hierbas muy utilizadas en China como
tónico antienvejecimiento y muy buenas para hígado, corazón y riñones además de
nutrir la sangre). Y allí mismo, en nuestro apartamento “tomo las cartas del asunto”, las Moai Mahjong en concreto,
y comenzó su erudita exposición:
- “Como
sabéis, el juego del Moai Mahjong consiste en encontrar cartas iguales emparejándolas
en el menor tiempo posible. Antes de comenzar, tened en cuenta que nuestra
filosofía, sabia y milenaria, se basa en el equilibrio de todas las dualidades,
siendo todas ellas igual de importantes. Amor no existiría sin odio, hombre sin
mujer, ni día sin noche. El Principio
Yin Yang vela por esta gran verdad no debiendo menospreciar, ni un@s ni
otr@s, las cualidades innatas que poseen los demás. Pues los unos sin los otros
no vendríamos a ser nada esencial y sin embargo, lo único que en realidad somos
es Esencia Pura, con un cuerpo y una
mente que deben actuar solo en casos de necesidad”.
Símbolo del principio del Yin Yang que
vela por nosotros pecadores.
Expectante y ya que una servidora no entraba en el juego, pues nunca había
manifestado abiertamente ninguna carencia, me dediqué a hacer de ayudante de
esta gran mujer. Encendí un incienso, una vela, serví el té (aunque no sabía
hacerlo como ellas porque no soy China) y repartí las barajas una para cada
jugadora de la vida.
Yin sólo reconocía las cartas con formas sinuosas y onduladas. A Yang le era más fácil emparejar
aquellas con formas geométricas. Pero Yo
se bloqueó y revelándose contra el juego deshizo con rabia su baraja
gritando:
-
“¡¡¡…狗屎…!!!”. Que traducido al español significa: “¡¡¡…MIERDA…!!!”.
Al ver los resultados, Yin Yang
prosiguió con su filosofía en la más absoluta calma:
- “Querida Yin, sería muy bueno que
tratases de absorber algo de energía masculina pues es muy escasa en ti. Esto
te proporcionaría la fuerza y la independencia que necesitas y dejarías mucho
sufrimiento de lado, pues no esperarías que ningún hombre viniese a rescatarte,
ya que tú misma podrías hacerlo. Tu lado masculino debe desarrollarse.
Querida Yang, recomendaría que practicases más
tu lado interior, tu parte femenina es muy escasa y eso te dificulta la
asimilación del exceso de acción que provoca tanto desconcierto en tu vida. No
necesitarás recurrir a las manipulaciones seductoras de ningún otro ser para
sentirte supuestamente espiritual, ya lo eres, la fuerza está en tu interior.
Tu lado femenino debe avanzar.
Querida Yo, pareces muy evolucionada y
desarrollada, tu imagen es impecable, pero intuyo que estás algo perdida.
Despójate de toda creencia mental y física, olvida lo material, el dinero, las
joyas y encárgate de disfrutar de tu parte más sagrada. No permitas que tu
propio yo siga haciendo daño a los demás pues eso terminará destruyendo el hermoso
ser que seguramente eres”.
Si las acciones son limpias y verdaderas, no nos tiene que dar ningún miedo
el paradigma de la liberación, pues este, no solamente nos proporciona paz e
igualdad a las mujeres, sino también libera de pesadas cargas y acartonados
corsés a los hombres.
Luego, esta es la historia. Ahora sólo me queda despedirme para ir a
satisfacer a mi apetito con esa deliciosa comida china que tengo en el fuego.
- “¿QUÉ?. ¿CÓMO?. ¡CÓMO TANTA CHÁCHARA HA
ACABADO QUEMANDO MI SHITAKE CON VERDURAS!. ¿Y AHORA QUÉ COMO?.
¡¡¡…狗屎…!!!”.
Otras
consecuencias de la filosofía oriental.
ME ENCANTA SHIE SHIE( GRACIAS EN CHINO)
ResponderEliminar不客氣...¡¡¡ DE NADA...¡¡¡ :-)
EliminarCON TODO ESTO ... NOS HAS QUERIDO DAR A ENTENDER QUE DEBEMOS BUSCAR EL QUILIBRIO EN TODAS LAS CUESTIONES DE NUESTRA VIDA , VERDAD? LO QUE NECESITAMOS ES EL YIN YANG...SI ME EQUIVOCO CORRIGEME , POR FAVOR. GRACIAS DE NUEVO Y SALUDOS.
ResponderEliminarPOR SU SUPUESTO, ME ALEGRA QUE SE HAYA CAPTADO LA IDEA, ALGO ME DICE QUE NO ESCRIBO TAN MAL. SIN EMBARGO HAY UN MENSAJE IMPORTANTE, QUE ES EL DE LA LIBERTAD, SEXUAL, DE OPINIÓN, DE ACCIÓN, ETC. QUE A MI PARECER UNICAMENTE SE CONSIGUE A BASE DE EQUILIBRIO EMOCIONAL, TANTO PARA HOMBRES COMO PARA MUJERES.
ResponderEliminarHola Myola,
ResponderEliminarme ha encantado el relato, enhorabuena. Creo que encierra mucha sabiduría. Todo en el mundo se encuentra en un perfecto equilibrio entre los opuestos, la clave está en alcanzar ese equilibrio en nosotros mismo. Si fuesemos capaces de mirarnos, vernos y aceptarnos a nosotros mismos y a los demás con nuestas virtudes y nuestros defectos, todo sería mucho más sencillo.
Un saludo, Ana.
Hola Ana,
EliminarMe alegra que te guste el relato y que se entienda, porque quizás es un tema más profundo y del que muchísimas personas, incluidas mujeres, huyen y lo único a lo que aluden es a los aburridos tópicos que ya conocemos de sobra.
Muchas gracias por tu consideración al escribirme y espero que te hagas seguidora de mi blog.
Un saludo