martes, 3 de enero de 2012

LAS RE-BAJAS. DE LA PUREZA A LA LOCURA


DE LA PUREZA

Una de las historias que más me han conmovido desde que me dedico a estos menesteres, es la que me contó un domingo soleado, mi gran amiga de toda la vida, una mujer reaccionaria y poco convencional, a la que quiero muchísimo. Tenía como vecinos cercanos (dos kilómetros de distancia) a una familia formada por padre, madre y dos hijos. Este clan poseía de especial el hecho de que vivía al margen de cualquier pauta consumista, en armonía y en paz con el medio y consigo mismos.

Eran unos Hippies Naturistas y poseían su pequeña morada en plena montaña, autoabasteciéndose de su propio huerto y de sus animalitos de granja y corral.

Por la mañana, al primer canto del gallo (como a las cinco de la madrugada) se levantaban para cuidar y alimentar sus bienes orgánicos y educar a sus hijos Cielo Azul y Nube Blanca en la más pura y sencilla asignatura jamás impartida: La sabiduría de la Tierra.

A la caída del Abuelo Sol, se dedicaban a escuchar Rock Psicodélico, Groove y Folk Contestatario. Mientras Cielo (cuatro años mayor que Nube) desarrollaba su vena artística, pintando hermosos cuadros, componiendo música y esculpiendo en barro figuras simbólicas para sus rituales sagrados. Por su parte, Nube, gran amante de los animales, hablaba con ellos todos los días para conocer su estado de ánimo, les enseñaba expresión corporal y utilizaba la magia blanca para prevenir de enfermedades a sus queridos bichitos.

Antes de la entrada de la Abuela Luna, los cuatro solitarios, tomaban un baño en su Temazcal privado para ir bien relajados a descansar, dando gracias a la vida por el día que les había sido regalado.

Y así un día y otro. Durante años esta familia se dedicó a hacer el bien para sí mismos y para su entorno natural, sin que ningún mal ajeno viniese a molestarles (salvo aquella vez en la que un alcalde pasó por allí para intentar recuperar algún voto desesperado, quedando aquello como una irrisoria anécdota que los padres de Cielo y Nube les contaban cada Navidad).

El día uno de enero Cielo Azul cumplió diez y ocho años. Los padres, preocupados por su crítica edad y sabiendo que había otro mundo fuera de aquel idilio, decidieron tras mucho cavilar, enviar al chico a casa de unos tíos cercanos bastante lejanos (pues entre ellos apenas había comunicación), con el fin de que experimentase, por sí mismo durante unos meses, qué historias se ocultaban más allá de las montañas sagradas en las que vivían.

Cuando Cielo Azul llegó a la ciudad, lo hizo en un día dos de enero. Únicamente portaba como equipaje su ligera mochila acomodada sobre su espalda.

Se bajó del autobús que le había transportado hasta lugar indicado y allí ante la marabunta de seres que corrían de un lado a otro, quedó completamente perplejo al asistir a aquel perturbador espectáculo.

Vehículos de todo tipo iban tocando el claxon indiscriminadamente y sus ocupantes lanzaban las Clásicas Palabras Soeces, esas que tod@s conocemos pues no hemos sido educados en ninguna familia naturista.

Deslumbrado por la invasión de carteles anunciadores en luces de neón, entró sin saberlo en una tienda siendo empujado por la muchedumbre ávida de comprar lo que fuese al precio más barato. Y es que, lo que Cielo Azul aún no sabía era, que habían llegado LAS REBAJAS a la ciudad y que todo tomaba un cariz aún más agresivo e inhumano que de costumbre.

Hasta entonces, para él, las rebajas eran simplemente unas mujeres Re Bajas, o sea muy bajas o requeté bajas, casi del tamaño de una silla. De hecho, él mismo había pintado un cuadro en el que a través de una figura femenina bajita y gruesa trataba de simbolizar la sencillez y a la vez la grandeza de la fertilidad.


Mujer Re Baja pintada por Cielo Azul, en tonos azules


Quedó tan perplejo por todo aquello que una vez consiguió llegar a la casa de sus parientes, tras diversos pisotones, empujones e insultos; les pidió encarecidamente que le mostrasen el manejo de una cámara de fotos contra toda la voluntad de sus Hippie-Padres. Lo que Cielo pretendía era tomar buena nota de todo aquello pues tenía el presentimiento de que iba a ser una gran noticia en casa.


A LA LOCURA

Al día siguiente, Cielo Azul, con cámara, papel y lápiz y enjaezado con Atuendo Incómodo de Chico Urbano (pantalones caídos mostrando su ropa interior, jersey ajustado marcador de musculatura y zapatillas pro ampollas en los pies), se lanzó a la jungla para cumplir con el ritual de iniciación propuesto por sus padres.

Transcurrido un mes, ya tenía casi todo el material documental para componer sus pequeñas memorias. De modo que, conmovido y agradecido por la oportunidad que sus mayores le habían brindado de poder ensayar una experiencia como aquella, decidió escribirles una carta relatando y documentando la pericia vivida por él mismo en aquella urbe:

“Queridos Hippie-Padres y Nube:

Os escribo para relataros los resultados de mi aprendizaje en este mundo tan raro al que me habéis enviado, pero ante todo quiero que sepáis que estoy bien y que os echo de menos.

Aquí la gente se levanta tarde, como a las siete o las ocho de la mañana y desayunan unas cosas rarísimas con forma circular y un agujero en el centro, a las que llaman Donnuts o algo así. Un día probé uno y me sentó muy mal, me salieron yagas en el cielo de la boca y en los labios, pero ya se me ha pasado y ahora los como todos los días con un café, mientras me peino con una gelatina transparente para que el cabello se me quede mirando hacia el cielo. Me ha dicho el primo que eso es Una Moda.

Entonces salgo de la casa de los tíos y camino por lo que aquí se conocen como Calles. Están hechas de un material gris, duro y maloliente por el que circulan unos vehículos con personas dentro que gritan y emiten sonidos estridentes con un claxon. Diría que esto lo hacen para hacerse notar, porque como hay tanta gente aquí, no quieren pasar desapercibidos ni por un momento. Pero me gustaría profundizar un poco más en este hecho insólito.

Las personas del lugar no se conocen entre sí. No os lo vais a creer pero no se miran cuando pasan al lado unos de otros. Incluso yo diría que se evitan. Por el momento desconozco la razón. Quizás lo descubra pronto y os lo contaré.

Lo que si he descubierto es, hacia dónde van todos estos seres. Porque los he seguido sin ser visto ya que ando camuflado. Todos, todos, van a desembocar al mismo sitio. Se trata de unos lugares llamados Tiendas. Bien, pues dentro de ellas se está dando un gran fenómeno conocido con el nombre de... Las Rebajas.

Resulta que todos los artículos que hay en su interior poseen un valor económico más bajo de lo normal (según me han dicho) y entonces los seres se lanzan como locos para poder obtener estos objetos. Cuantos más mejor.


Es una carrera bianual (pues en verano hay otra) que organizan Los Comercios donde se proclama ganador/a el que más elementos inservibles logre reunir durante un mes entero. Jugando hombres y mujeres en la misma categoría.
 Récord de año pasado:
Elementos reunidos por un solo concursante en una hora


La única norma que existe es que al finalizar el concurso se ha de pasar por un Mostrador y pagar, o con dinero o con unos plásticos duros de forma rectangular que se conocen con el nombre de Tarjetas. Aún no sé cómo se obtienen, pero casi todos los concursantes poseen dos como mínimo. Con un poco más de tiempo lo averiguaré.

Por lo demás no hay reglas:

-      Se permite dar grandes saltos por encima de otros seres y pisotearlos si es necesario.


-      Se puede luchar por una prenda aunque ésta se rompa en dos mitades. Siempre y cuando esté al cincuenta por cien.


-      Se acepta cargar con tres veces tu propio peso o volumen. Y además, las mujeres deben hacerlo subidas en unos zapatos rarísimos y altísimos que provocan a menudo torceduras y juanetes. (¿A qué se deberá esta dificultad añadida para las féminas?).



-      Se concede desnudarse públicamente a los concursantes. Algunos ya vienen despojados de casa para no perder el tiempo en los probadores.





Hambriento tras este agotador trabajo matutino llego a casa de los tíos y en un minuto preparan la comida que obtienen de unos envases y sobres de variopintos colores que compran en otras tiendas para el efecto. Mientras tanto, vemos la televisión y nadie habla más que para pedir la sal o el azúcar. El azúcar aquí es blanco. Nunca había visto algo tan insólito.

Ah, por cierto, me miro al espejo y me veo más grueso, creo que he ganado algunos kilos y no me lo explico pues siempre estoy haciendo cosas sin parar y además duermo poco. El tío dice que eso es Estrés. Creo que parezco hasta algo mayor.

El primo me ha sugerido acudir a un Gimnasio con él por las noches para ponerme en forma, ya que por las tardes me dedico a poner en orden mis investigaciones. ¿Qué será eso del Gimnasio?.

No sé si me equivoco, pero yo creo que aquí la gente no es del todo feliz, se les nota en la cara, pues apenas tienen expresividad. Y este hecho, la verdad, me pone triste. Aunque, menos mal que tienen estos concursos bianuales, parece que se divierten mucho de esta manera.

Aún me queda algo de trabajo aquí. Tengo que averiguar lo del claxon, lo de las tarjetas de colores, lo de los zapatos de tacón, lo del pelo hacia el cielo, lo de la comida de colores, lo del azúcar, lo del estrés, lo del gimnasio y otras curiosidades más.

Pero quiero que sepáis que no cambiaría por nada la vida junto a vosotros en nuestra pequeña casa en la montaña, principalmente porque os quiero mucho y también porque allí me siento EN PLENA LIBERTAD.

Un fuerte abrazo de vuestro querido hijo, Cielo Azul.

PD: "¡Ah! Nube, espero que no te pongas triste por lo que voy a contar ahora, pero aquí casi no hay árboles, ni animalitos sueltos con los que intercambiar opiniones, solamente los encierran en unas cárceles especiales para ellos donde permanecen sin moverse hasta el día en que los matan para luego comérselos. Pero no llores por favor. Te quiero”.

2 comentarios:

  1. que chulo mo!! me ha encantado.....un poco dura la PD de cielo a nube...

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  2. Si, lo sé, cuando lo he vuelto a leer hasta yo me he emocionado. Pero quería hacer hincapié en el modo de vida que llevamos tan duro e inhumano...¡¡¡ Gracias por tu comentario...¡¡¡

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