lunes, 5 de marzo de 2012

ALCACHOFAS A LA GENITAL: VEGETARIANA Y SENSUAL

Lo que más me impresiona de la alcachofa es que aun después de haber transcurrido un rato de haberla comido, su sabor dulzón permanece jugueteando en nuestro paladar haciendo que hasta el agua tenga su propia personalidad. Es una planta muy inteligente.

Los genitales humanos externos también tienen su agudeza. El pene del hombre puede llagar a triplicar su tamaño cuando está erecto. Y la vagina de la mujer alberga una serie de pliegues y misteriosos puntos con parecidos extraordinarios a ciertas flores, frutas y verduras como ocurre con la alcachofa. ¿Cómo lo harán?.

Es exitante esa simbiosis que poseen ambos órganos sexuales con los frutos que nos proporciona la Madre Tierra. Me niego a pensar en la separatividad que porpone el más absoluto raciocinio de las teorías evolutivas del ser humano, por lo que me divierte infinitamente relacionar a la naturaleza con la belleza de la intuición. Porque eso es para mí lo natural.

LO PROMETIDO ES LO ADEUDADO

En la entrada número doce (EL HOMBRE QUE COCINABA DESNUDO) prometí que en alguna oportunidad les describiría esta excitante fórmula. Y como no me gusta deberle nada a nadie les propongo que se desnuden de nuevo para disfrutar altamente del contenido de esta receta:


ALCACHOFAS A LA GENITAL

Como será invierno, pues la alcachofa ofrece su esplendor durante esta estación, enciendan la calefacción si el presupuesto les alcanza y dispongan sobre la encimera los siguientes ingredientes:

- 4 alcachofas

Intenten evitar las de este tamaño
pues podrían ser transgénicas

- 2 limones
- 1 cucharada de vinagre
- 1 cucharada de mostaza
- 5 cucharadas de aceite de oliva
- 1 diente de ajo finamente picado
- 2 huevos de gallina feliz
- 10 aceitunas verdes
- Sal marina y pimienta

(A ser posible consigan que todos procedan de cultivo ecológico pues al margen de las manipulaciones la libertad es el mayor de los placeres).

Mientras preparamos estos juguetes eróticos podemos ir calentando agua en una olla con sal y el zumo de un limón dejando que el fuego se encargue de llevarlo a la mismísima ebullición.

A las alcachofas les quitamos las hojas exteriores, les cortamos las puntas y los tallos hasta que queden solamente los corazones. A continuación las fortamos con limón para que conserven el color pues los fenoles que contienen las harían parecer algo más feas. Y esto no sería justo para ellas pues son flores hermosas.


Podemos reservar algunas de las hojas exteriores y los tallos pelados para ensalzar a posteriori la belleza de este plato.

Introducimos en el agua hirviendo los corazones, algunas hojas y los 4 tallos. Tapamos y dejamos cocer a fuego lento durante 20minutos.

Mientras esto toma forma y sabor, les animo ahora con la salsa:

Dispongamos cerca de nosotr@s de un mortero para introducir en él las aceitunas y el ajo finamente picados, añadimos el aciete y machacamos.



El zumo del otro limón, la cucharada de vinagre y de mostaza pueden abocarse ahora sobre el almirez y esta mezcla la condimentaremos con un poco de sal. Removemos.




Batimos los dos huevos y la mitad de este viscoso elemento lo añadimos al machacador y removemos de nuevo, mientras que la otra parte puede convertirse en una omelette para ofrecer una deliciosa compañía.

Si no les gusta tener colesterol usen simplemente la clara del huevo y lancen por el fregadero la yema sin ningún tipo de piedad.



La salsa está dispuesta y la tortilla haciéndose.

¡Y ahí están!. ¡Alcachofas al punto!. Pues vamos a escurrirlas bien y a comenzar con la decoración del plato.




Los tallos de las alcachofas se pican así como la tortilla. Y para darle color podemos trocear un tomate bien rojo o un trozo de col lombarda color violeta. Yo elegí la esta col pues su color me recuerda al color de la transformación.





Las hojas de la alcachofa sirven para rodear los corazones a modo de flor salvaje y pueden ustedes jugar libremente con los colores y sabores de la col, la omelette y los tallos verdes de la alcachofa.



Cuando todo está bonito echamos la salsa picante por encima con el fin de embriagarlas bien hasta que pierdan el conocimiento.




A míse me ocurre remojar los dedos en el jugo de la col y salpicar bien todo el plato, hasta que se salga por los bordes. Que se salga bien por todas partes.




Esa era una de las razones por las que les pedía que se desprendiesen de sus ropajes. La col mancha los tejidos. Y la otra razón es porque desnudos podremos sentir con verdadero entusiasmo esa innegable relación que poseen entre sí el erotismo y la cocina.


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1 comentario:

  1. Hola PIlar, te respondo por aquí para que lo puedan ver tod@s, por si les interesa.

    El otro huevo -crudo- lo añadimos a la salsa del mortero.

    Ciertamente lo del huevo crudo solo lo aconsejo con un huevo ecológico o incluso si me apuras con uno de codorniz o quitandole la yema.

    un besito
    MOyla

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